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La Dra. Elisabeth Kübler-Ross era Psiquiatra y escritora, dedicó su vida al acompañamiento de las personas en el momento de su muerte.

Si la muerte no fuera el final, ¿vivirías tu vida de otra manera? Los principales miedos del ser humano están relacionados con la muerte. Si la muerte no existe de la manera tradicional que creemos, ¿cómo vivirías si no tuvieras miedo? En el siguiente artículo te detallamos el conocimiento de una Doctora que dedicó su vida a investigar sobre la muerte y acompañando a morir a enfermos terminales, aplicando modernos cuidados paliativos para que afrontaran el fin de su vida con serenidad e incluso con alegría.

“Mientras pensaba que estaba aprendiendo a vivir, he estado aprendiendo cómo morir”

Leonardo da Vinci

Los extraordinarios hallazgos sobre las experiencias cercanas a la muerte la llevaron a la conclusión científica aún más extraordinaria de que la muerte no existe en el sentido de su definición tradicional.

Cualquier definición nueva debía trascender la muerte del cuerpo físico. Tener en cuenta las pruebas que hallaron de que el hombre posee también alma y espíritu, un motivo superior para vivir, una poesía. Algo más que la mera existencia y supervivencia física, algo que continúa. 

Una vez hecho todo el trabajo que nos ha sido encomendado al enviarnos a la Tierra, se nos permite desprendernos del cuerpo que nos aprisiona el alma como el capullo envuelve a la mariposa. 

Entonces la persona tiene la experiencia más maravillosa de su vida. Sea cual fuere la causa de la muerte, en la muerte no hay dolor, miedo, ansiedad ni pena. Sólo se siente el agrado y la serenidad de una transformación en mariposa.

Según los relatos de millares de personas entrevistadas, la muerte ocurre en distintas fases.

1ª Fase

Las personas salían flotando de sus cuerpos, todas eran conscientes del escenario donde estaban sus cuerpos. salían volando como la mariposa que sale de su capullo. Y adoptaban una forma etérea. Sabían lo que estaba ocurriendo, oían las conversaciones de los demás. 

Experimentaban también la salud total, una persona ciega podía ver, etc. En realidad, de lo único que se quejaban, era de no haber continuado muertas.

2ª Fase

Definían su estado después de la muerte como espíritu y energía. Eran capaces de ir a cualquier parte a la velocidad del pensamiento, como, por ejemplo, al lado de sus seres queridos. Esta fase es la más consoladora para las personas que lloran la muerte de un ser querido, sobre todo ante una muerte trágica y repentina. También contaban que en esta fase es donde se encontraban con sus ángeles guardines o guías o compañeros de juegos, según los niños. Explicaban que eran una especie de guías que los consolaban con amor y los llevaban a la presencia de familiares o amigos muertos anteriormente. 

Lo recordaban como momentos de alegre reunión, conversación, puesta al día y abrazos. Les consolaba descubrir que ningún ser humano muere solo.

3ª Fase

Guiadas por sus ángeles guardianes llegaban a un túnel o similar…. Al final veían una luz brillante que emitía calor, energía y espíritu, de una fuerza arrolladora. Allí sentían entusiasmo, paz, tranquilidad y la expectación de llegar por fin a casa. 

La luz es la fuente última de la energía del universo, cada cual lo llamaba por un nombre diferente, según sus creencias, pero todos estaban de acuerdo en que se hallaban envueltos en un amor arrollador, la forma más pura de Amor, el Amor incondicional. Ninguna quería volver entonces a su cuerpo físico. 

Pero las personas que volvieron dijeron que esa experiencia había influido profundamente en sus vidas. Algunas habían recibido un gran conocimiento, algunas habían vuelto con advertencias proféticas, otras con nuevas percepciones, pero todas habían hecho el mismo descubrimiento. Ver la luz, les había hecho comprender que sólo hay una explicación del sentido de la vida, y esa, es el amor.

4ª Fase

Se encontraban en presencia de la Fuente Suprema, estaban rodeados por todo el conocimiento que existe, pasado, presente y futuro. Un conocimiento sin juicios, solamente amoroso. Se convertían en energía espiritual, la forma que se adopta cuando has completado tu destino. Experimentaban la unicidad, la integración de la existencia. En ese estado, hacían una revisión de su vida. Un proceso en el que veían todos los actos, palabras y pensamientos de su existencia.

Se les hacía comprender los motivos de todos sus pensamientos, decisiones y actos, de qué modo éstos habían afectado a otros seres humanos, incluso desconocidos. Veían cómo podría haber sido su vida, toda la capacidad en potencia que poseía. comprendían que las vidas de todos los seres humanos están interrelacionadas, entrelazadas. Que todo pensamiento o acto, tiene repercusiones en todos los demás seres vivos del planeta a modo de reacción en cadena.

Nuestro mayor regalo es el libre albedrío, pero esta libertad exige responsabilidad. La responsabilidad de elegir lo correcto, lo mejor, lo más considerado y respetuoso. Tomar decisiones que beneficien al mundo, que mejoren la humanidad. 

¿Qué servicio has prestado? La pregunta más difícil de contestar. Ahí descubrían si habían aprendido o no las lecciones que debían aprender. De las cuales, la principal y definitiva es el amor incondicional. 

Todos los seres humanos, tenemos necesidades, deseos y preocupaciones similares. En realidad, nunca conoció a nadie cuya mayor necesidad no fuese el amor. El verdadero amor incondicional. Se puede ver, en el amor a los seres queridos, o en un simple acto de amabilidad con alguien que necesita ayuda. 

No hay forma de confundir el amor, se siente en el corazón. Es el hilo común de la vida, la llama que nos calienta el alma, que da energía a nuestro espíritu y da pasión a nuestra vida. Es nuestra conexión con lo superior y con los demás. 

Todos pasamos por dificultades en nuestras vidas, son las lecciones que debemos aprender. Aprendemos eligiendo. Para llevar una buena vida y tener una buena muerte, debemos tomar nuestras decisiones teniendo por objetivo el amor incondicional, preguntándonos, qué servicio voy a prestar con ello. 

Albergamos la libertad de elegir, de desarrollarnos, de crecer y de amar.

La vida es una responsabilidad. Cada persona elige si sale de la dificultad, aplastada o perfeccionada. 

Si te ha interesado, te recomendamos los libros de la Dra. Elisabeth Kubler Ross La rueda de la vida, Lecciones de vida, La muerte: un amanecer, Sobre la muerte y los moribundos, el libro La prueba del cielo del Dr. Eben Alexander, El Tránsito de Emilio Carrillo, Vida despúes de la vida de Raymond A. Moody Jr., Experiencias cercanas a la muerte de Penny Sartori y Vivir sin miedo a la muerte, 24 minutos en el otro lado de Tessa Romero entre otros.